miércoles, 19 de diciembre de 2012

11.11

Es inmensidad. Siento unas intensas ganas de llorar, ahora que sin verlo venir, un capullo ha florecido. Puede que sean las conversaciones con mis 4 ángeles, o puede que el examen aprobado empujara la primera pieza del dominó, pero de pronto lo tengo claro. No voy a renunciar a nada de lo que amo. Ni a pintar, ni a abrazar a mi chuch, ni a escribir, ni a hablar con mi lobo, ni a aprender, ni a amar, empezando por mí. Y si me cuesta y me caigo por el camino, solo merecerá más la pena, porque habré además aprendido a levantarme. No digo que no me asuste un poco a veces, pero ahora siento que tengo el coraje de afrontarlo. Hasta luego, orilla, me voy al mar.

No hay comentarios: