martes, 27 de noviembre de 2007

Moras y arándanos.

Despertar.

- Todos los sueños se van al lugar donde duermen las ilusiones no cumplidas. Te vas lejos, a un lugar donde no puedo tocarte, donde no puedes oírme. Se convierte en una pesadilla mi día a día. Después de tanto tiempo, sigo sin acostumbrarme a tus ausencias. Se me rompe el alma en tantos pedacitos como colores distintos vislumbro en las chispas que producen tus ojos. Tengo ya el corazón tan roto que me sale más rentable comprarme uno nuevo.
- Sh, sh, sh... deja de quejarte.
- ¿Qué sentido tendría? Sigo sintiéndolo.
- Sigues aquí, aun queda un rato, aun no ha llegado el sol a tu ventana. Y aun llevas puesto ese vestido.
- Y lo llevaré. Hace demasiado frío.
- Entonces ni menciono lo de nadar.
- Tarde, ya lo has mencionado. Además, aun tengo que buscar el colgante que me arrancaste y que debe estar en el fondo del lago.
- Chiquitina, -dice mientras me toma la mano- la próxima vez que intentes despedirte de mí, recuerda que siempre habrá otra vez.

lunes, 26 de noviembre de 2007

Arándanos y moras

Me quiere.
Me quiere como nunca me han querido.
Me quiere a pesar de todo lo que nos separa.
Me quiere como nunca soñe que se pudiera querer.
Me quiere como quiere un romántico a la Luna.
Me quiere cercana, aunque no pueda estar a su lado.
Me quiere más que a su otra mitad.
Me quiere, me ama, me adora.
Me quiere y no encuentra palabras.

Y yo no creo ser merecedora de todo eso, de sus palabras, caricias y besos. No creo que sea justo tener que esperar tanto para poder sentirle cerca. Le tengo anclado en mis sueños, y me tiene enredada en los suyos. No quiero dejar de soñar, no me despiertes, cielo, o enfermaré de amor y nostalgia.

lunes, 19 de noviembre de 2007

Volvamos a jugar

Me he encontrado repentinamente echándote de menos. Otro año más que se va y que me separa de tantos recuerdos, de cuando teníamos alas, de cuando cantábamos canciones en mi garaje mientras dibujábamos a la luz de una lampara medio rota. De aquel día que rompimos una copa y creímos que se había acabado ahí el verano, y por tanto el mundo. De las veces que bebimos de los labios del león, de todas las veces que corrimos contra el viento para sentir como nos daba en la cara, de las piruetas en la piscina, las cabañas que volaban al mínimo soplo de aire, las vallas que no podían limitarnos, los sueños compartidos en la terraza mirando las estrellas y los fuegos artificiales, las risas en secreto, tu habitación, que para no cortarte las alas no tenía puerta.

Me he descubierto pensando en todos los momentos que compartimos. Las lágrimas contigo no dolían, siempre estabas ahí, y las risas eran algo tan normal que a veces sabían a poco y teníamos que gritar. Intento aun comprender qué fue lo que cambió, lo que nos hizo separar nuestros caminos. Quizá fue que crecimos.

Y ahora...¿qué?

Pues eso, y ahora..¿qué? ¿Cómo continuo yo?

Es una cosa que me pone de los nervios, tomar decisiones. Es difícil elegir cuando todas las opciones parecen correctas. Además, es igual, todo lleva al mismo sitio, por un camino u otro, siempre llegas a Roma.
A veces me gustaría tirar la toalla y dejar que todo sea como quiera que tenga que ser, y dejar de esforzarme por que todo vaya bien.

Bueno, ahora me toca tomar una decisión. Publicar o no publicar, total, da igual, casi nadie lo va a leer y a menos gente le va a afectar. Pero bueno, quizá alguien se entretenga leyendo esto.