martes, 27 de noviembre de 2007

Moras y arándanos.

Despertar.

- Todos los sueños se van al lugar donde duermen las ilusiones no cumplidas. Te vas lejos, a un lugar donde no puedo tocarte, donde no puedes oírme. Se convierte en una pesadilla mi día a día. Después de tanto tiempo, sigo sin acostumbrarme a tus ausencias. Se me rompe el alma en tantos pedacitos como colores distintos vislumbro en las chispas que producen tus ojos. Tengo ya el corazón tan roto que me sale más rentable comprarme uno nuevo.
- Sh, sh, sh... deja de quejarte.
- ¿Qué sentido tendría? Sigo sintiéndolo.
- Sigues aquí, aun queda un rato, aun no ha llegado el sol a tu ventana. Y aun llevas puesto ese vestido.
- Y lo llevaré. Hace demasiado frío.
- Entonces ni menciono lo de nadar.
- Tarde, ya lo has mencionado. Además, aun tengo que buscar el colgante que me arrancaste y que debe estar en el fondo del lago.
- Chiquitina, -dice mientras me toma la mano- la próxima vez que intentes despedirte de mí, recuerda que siempre habrá otra vez.

No hay comentarios: