lunes, 19 de noviembre de 2007

Volvamos a jugar

Me he encontrado repentinamente echándote de menos. Otro año más que se va y que me separa de tantos recuerdos, de cuando teníamos alas, de cuando cantábamos canciones en mi garaje mientras dibujábamos a la luz de una lampara medio rota. De aquel día que rompimos una copa y creímos que se había acabado ahí el verano, y por tanto el mundo. De las veces que bebimos de los labios del león, de todas las veces que corrimos contra el viento para sentir como nos daba en la cara, de las piruetas en la piscina, las cabañas que volaban al mínimo soplo de aire, las vallas que no podían limitarnos, los sueños compartidos en la terraza mirando las estrellas y los fuegos artificiales, las risas en secreto, tu habitación, que para no cortarte las alas no tenía puerta.

Me he descubierto pensando en todos los momentos que compartimos. Las lágrimas contigo no dolían, siempre estabas ahí, y las risas eran algo tan normal que a veces sabían a poco y teníamos que gritar. Intento aun comprender qué fue lo que cambió, lo que nos hizo separar nuestros caminos. Quizá fue que crecimos.

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