Tori Amos
Pero el tiempo pasa, y el invierno es frío, no sobrevivieron los árboles, ¿cómo iba a sobrevivir tu fría llama? Y aun así seguí en cama. Como el niño que no quiere ir al colegio, me negaba a ver que ya no me quemaba. Hasta aquel día.
Pasaste de llama a lluvia, todo frío, todo hielo, granizo golpeando mi maltrecha piel. Tiritando bajo el gélido manto invernal, se me escapó un estornudo. Rápido, fugaz, intenso. Futil. Nada eres si en nada quedas, y a mi ya ni recuerdos me puedes arrancar. Nada salvo un cuerpo desnudo, y un susurro silencioso en el vacío.
Y como dijo Neruda, 'de otro. Será de otro. Como antes de mis besos.' Solo que aquellos besos que nunca me diste son aquellos que me podrían haber mantenido a tu lado.
Pero nunca fuiste más que un estornudo.