viernes, 29 de junio de 2007

Jigsaw

Uno de esos sabios analfabetos que pueblan el mundo me dijo una vez que la vida y el amor eran como un puzzle. Te pasas la vida probando piezas, y a veces una parece que encaja, el color, la forma, los dibujos, encajan, pero no siempre la perfecta es la adecuada, porque justo esa es la que no entra.

Rebuscas entre las piezas restantes, y ninguna parece ser tan perfecta como esa. Te pones a forzarla porque tu lógica te dice que va ahí, pero tras muchos esfuerzos vanos, quitas la pieza, que resulta que iba tres dedos a la izquierda. Y una vez que ya vas avanzando en el puzzle, por casualidad, encuentras la pieza que no podías hallar. Es la que menos habrías pensado, la última que habrías mirado. Ahora miras al lugar donde estaban las fichas por probar, y te das cuenta de que, en efecto, es la última. No pega en absoluto, y sin embargo entra perfectamente. Y puesta tiene sentido, aunque por separado parece totalmente opuesta. Al encontrar esa pieza, puedes, por fin, continuar el rompecabezas.

En mi vida me he encontrado con esas piezas engañosas más de una vez, y hoy siento que al fin tengo una pieza adecuada entre las manos. Hoy puedo continuar con mi propio puzzle.

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