miércoles, 9 de mayo de 2007

Siento que te estás apagando lentamente. Basta mirar tus ojos vacíos de expresión para darse cuenta. Tu risa ha dejado de sonar a risa, se ha convertido en un sonido monótono, fruto de dios sabe qué problemas o inquietudes, o quizá a la ausencia de estos. Me gustaría cambiarlo, pero solo tú puedes. Yo únicamente puedo ser un punto de apoyo por si resbalas, pero seré el más firme de todos. Cuando ya nadie quede, yo estaré siempre para ti.

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