Te voy a atar a la pata de la cama, te daré de comer galletas y turrón. Te voy a involucrar en peleas de almohadas, y batiré claras de huevo en tu buzón. No preguntes qué sentido tiene, no hay respuesta más allá de 'no'. Te ataré a la pata de la cama y te pondré de nombre Salazón.
No es un secuestro, es voluntad mermada. No es amor, solo locura con antelación. Treinta días y una noche que no acaba, y tú a los pies de mi cama, dormido sobre un colchón.
Te arrancaré las ropas, calentaré tu cuerpo con carbón. Anudaré una correa a tu cuello y juntos de paseo robaremos un camión. Iremos a la China, por la ruta de la Seda, atados y enganchados, sin remedio, con pasión.
Te compraré un traje que polillas desearían para sí, tú buscarás golosinas, yo el rojo carmesí. Nos caeremos de los árboles y rodaremos por ahí, caeremos en un dique donde iremos a morir. Nos comeran las alimañas, moscas, arañas y demás, y al paso de los años nuestro fosil encontrarán, tu voluntad mermada atada a mi mano por siempre jamás.